Los incendios pueden clasificarse en dos tipos principales: domiciliarios y forestales. Ambos pueden tener consecuencias devastadoras, y es esencial estar preparados para prevenirlos y saber cómo actuar en caso de que se presenten.

La gravedad de una quemadura se determina por varios factores, incluyendo la profundidad de la lesión, la extensión de la superficie corporal afectada, la ubicación de la quemadura, la edad y el estado general de salud del paciente. La gravedad puede clasificarse como leve, moderada o severa.
La reanimación inicial y los planes de tratamiento se vinculan con el tamaño y la profundidad de la lesión. La quemadura extensa y profunda provoca alteraciones en aparatos cardiovascular y digestivo, y en la coagulación. Puede llegar al choque y a la muerte.