La Revolución de Febrero de 1917 en Rusia: La Milicia y el Surgimiento de dos Poderes en Petrogrado
En febrero de 1917, Rusia estaba inmersa en una crisis política, social y económica de proporciones colosales. La participación en la Primera Guerra Mundial había desencadenado una cascada de problemas, incluyendo la hambruna, la escasez de alimentos y la desmoralización generalizada. En este contexto, las huelgas se extendieron como un incendio forestal por las principales ciudades rusas, y la insatisfacción popular alcanzó su punto máximo. Uno de los episodios más significativos fue la huelga en la siderúrgica de Putilov, donde noventa mil trabajadores alzaron la voz en protesta. Esta huelga fue respaldada por organizaciones femeninas y se convirtió en el punto de partida para una insurrección mayor.
El 25 y 26 de febrero, la capital rusa fue tomada por los rebeldes, marcando un hito en lo que se conocería como la Revolución de Febrero. El 27 de febrero (12 de marzo en el calendario gregoriano), Petrogrado se sumó a la sublevación. Este evento desencadenó una serie de eventos que cambiarían para siempre el curso de la historia rusa y tendrían un profundo impacto en la historia universal contemporánea.
El Surgimiento de dos Poderes en Petrogrado:
Después de la Revolución de Febrero de 1917, Petrogrado se convirtió en el epicentro de un conflicto político en rápida evolución. Dos poderes emergieron y disputaron el control del gobierno:
1. El Comité Ejecutivo Provisional de la Duma:
Este comité estaba compuesto principalmente por liberales y representantes de la clase alta. Abogaban por una resolución pacífica de la crisis y buscaban la negociación con los insurrectos. El Comité Ejecutivo Provisional de la Duma se consideraba a sí mismo como el legítimo gobierno interino.
2. El Soviet de los Obreros y Soldados:
El Soviet de los Obreros y Soldados fue elegido el 27 de febrero (12 de marzo) y estaba compuesto por socialistas revolucionarios y mencheviques, que representaban a las fuerzas más radicales de la Revolución de Febrero. Aunque en un principio se habían unido a la revuelta, pronto comenzaron a ejercer influencia sobre el curso de los eventos.
El Papel de la Milicia en la Revolución:
Uno de los elementos cruciales en esta fase temprana de la Revolución de Febrero fue la participación de la Milicia popular en Petrogrado. La Milicia era una fuerza armada improvisada compuesta por voluntarios que apoyaban la revolución y operaba fuera del control del gobierno provisional. Su formación y acciones tenían un impacto significativo en el desarrollo de la revolución:
Composición Diversa: La Milicia de 1917 estaba compuesta por una amplia gama de voluntarios, incluyendo trabajadores, soldados, estudiantes y otros ciudadanos comprometidos con la causa revolucionaria.
Objetivos Comunes: La Milicia tenía varios objetivos, entre ellos, proteger las instituciones revolucionarias, mantener el orden y proteger a la población de posibles represalias por parte de las fuerzas leales al zar.
Organización Espontánea: La Milicia se formó de manera espontánea y se organizó en comités locales, fábricas y unidades militares que surgieron en Petrogrado durante los primeros días de la Revolución de Febrero.
El Legado de la Revolución de Febrero:
La Revolución de Febrero de 1917 y la aparición de la Milicia marcaron el inicio de un período de agitación y cambios profundos en Rusia. La lucha entre los poderes emergentes, representados por el Comité Ejecutivo Provisional de la Duma y el Soviet de los Obreros y Soldados, daría forma al futuro del país. Además, la Revolución de Febrero allanó el camino para eventos posteriores, como la Revolución de Octubre de 1917 y la eventual creación de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).
En resumen, la Revolución de Febrero de 1917 y la aparición de la Milicia en Petrogrado son episodios cruciales en la historia universal contemporánea, ya que sentaron las bases para una transformación política y social de gran envergadura en Rusia y dejaron un legado que perdura hasta nuestros días.