Los órganos que integran el Sistema Nervioso están formados fundamentalmente por el tejido nervioso cuyos elementos constitutivos son las neuronas y células gliales que dan origen a la sustancia gris formada por los cuerpos neuronales y el neuropilo y la sustancia blanca, formada por las fibras nerviosas o axones y sus vainas.
Desde un punto de vista funcional, la sustancia gris forma centros de procesamiento de la información y en la sustancia blanca se agrupan las vías de conducción aferentes y eferentes y las vías de comunicación de dichos centros entre sí.
La información llega a los centros superiores desde la periferia, pasando por una serie de centros intermedios, y lo mismo sucede con las respuestas que desde los centros superiores llegan a la periferia atravesando un número variable de centros de procesamiento.
Neurona
La unidad anatómica y funcional del tejido nervioso es la neurona, célula altamente especializada cuyas propiedades de excitabilidad y conducción son la base de las funciones del sistema.
Puede distinguirse en ella un soma o cuerpo celular en el que se hallan los diversos orgánulos citoplasmáticos: neurosomas (mitocondrias), aparato de Golgi, grumos de Nissi (ergatoplasma), neurofibrillas, etc. y un núcleo voluminoso.
Del cuerpo celular arrancan dos tipos de prolongaciones, las dendritas y un axón.
Las dendritas se ramifican en ramas de segundo y tercer orden, cuyo calibre disminuye a medida que se alejan del cuerpo neuronal.
El axón es único y su calibre generalmente uniforme en toda su longitud, se ramifica sólo en la proximidad de su terminación.
En el caso que se distinga solamente el soma neuronal y el axón se hablará de neurona monopolar. Cuando además de la expansión axónica hay otra opuesta más reducida, una dendrita, tenemos una neurona bipolar. Podemos hallar este modelo en una de las capas de la retina.
El modelo más frecuente es el de la neurona multipolar, que se halla en todo el sistema nervioso central. A la región axónica se opone otra que presenta una extraordinaria ruborización y se dispone en diversos planos, salvo en el caso de las células de Purkinje, neurona multipolar propia de la corteza cerebelosa, cuyas expansiones dendríticas se disponen en un solo plano, como en un abanico.
Existe igualmente una gran variabilidad en cuanto al tamaño de las células nerviosas: los granos del cerebelo miden unas 5 u de diámetro, mientras que las grandes pirámides de la corteza cerebral miden unas 130 u.
Nervios
Sus elementos constitutivos fundamentales son los axones, que se hallan rodeados de tejido conectivo.
Los axones conducen impulsos nerviosos desde o hacia el Sistema Nervioso Central. En el SNC pueden distinguirse neuronas motoras, cuyos axones lo abandonan para incorporarse a los nervios y alcanzar a los efectores (glándulas, músculos, otras neuronas) y neuronas sensitivas, ubicadas en los ganglios espinales, a las que llegan los impulsos de la periferia, que luego continúan para ingresar en el SNC. Según esta distinción, se denomina a los axones: motores y sensitivos. La mayoría de los nervios son mixtos, ya que poseen ambos tipos de axones.
Células gliales
Son células de soporte del tejido nervioso. De forma estrellada y con numerosas prolongaciones ramificadas, envuelven al resto de las estructuras del tejido (neuronas, dendritas, axones, capilares) mediante delgadas lengüetas que se interdigitan entre ellas, formando una cerrada trama.
Ganglio
Se denomina ganglio al conjunto de células nerviosas que se encuentran en el curso de los nervios, es por lo tanto, masa de sustancia gris. Los ganglios del sistema neurovegetativo se dividen en cervicales, que son tres; dorsales, que son generalmente doce; lumbares o abdominales, que son cuatro pero pueden ser tres o cinco; simpático sacro, que son cuatro y a veces cinco.
Sistema nervioso
En el hombre se distingue el sistema nervioso central, o de la vida de relación, que rige las funciones de relación del organismo con el exterior y el sistema nervioso neurovegetativo o autónomo que preside las funciones de la vida vegetativa.
A) Sistema Nervioso de la vida de relación: se divide a su vez en Sistema Nervioso Central y Sistema Nervioso Periférico. Se encuentra relacionado con el Sistema Nervioso Autónomo por medio de fibras nerviosas o ramas comunicantes.
Todo el eje encefaloespinal se halla envuelto y defendido por tejido conectivo fibroso que forma las meninges: duramadre, piamadre y aracnoides. La duramadre es una cubierta gruesa y resistente que, a nivel del cráneo, está adherida a la tabla interna de la calota y a nivel medular está rodeada por el espacio epidural. Debajo de la duramadre se encuentra la aracnoides, estructurada por un tejido conectivo dispuesto en forma de una tela de araña. El conectivo se halla tapizado por el epitelio plano, que por el lado encefálico se ancla sobre la piamadre, la cual sólo se halla separada del tejido encefálico por una delgada membrana basal, que apoya sobre prolongaciones gliales.
En la aracnoides circula el líquido cefalorraquídeo y se disponen los vasos sanguíneos encefálicos. Sistema Nervioso Central, es el encéfalo que comprende el cerebro, cerebelo, bulbo raquídeo y tubérculos cuadrigéminos.
Tubérculos Cuadrigéminos, constituyen un centro de reflejos visuales. Los tubérculos son cuatro y se dividen en dos superiores y dos inferiores. En la región interior de dichos tubérculos se encuentra la glándula hipófisis, alojada en la “silla turca” del hueso esfenoides y que controla la actividad del organismo.
– Sistema Nervioso Periférico: son los 31 pares de nervios raquídeos que parten de la médula espinal; además de 12 pares de nervios craneanos que parten del encéfalo y se dirigen a distintos órganos de la cabeza (sólo uno de ellos, el peumogástrico (X), va al corazón y tubo digestivo).
B) Sistema Nervioso Autónomo: se compone de centros bulbares y medulares, así como de dos cadenas de 23 ganglios situados a ambos lados de la médula espinal, y preside las funciones de respiración, circulación, secreciones y en general todas las propias de la vida de nutrición. Los órganos inervados funcionan con entera independencia de nuestra voluntad; por esto se les llama sistema autónomo.
Atendiendo al origen y función de las fibras nerviosas se divide en dos grandes grupos:
– Sistema Nervioso Simpático: sus fibras se originan en la médula dorsolumbar y su función es descargar energía para satisfacer objetivos vitales.
– Sistema Nervioso Parasimpático: sus fibras nacen en los centros bulbares y sacro e interviene en los procesos de recuperación, se encarga del almacenamiento y administración de la energía.
Ambos sistemas tienen funciones antagónicas y complementarias.
El nervio más importante del sistema parasimpático se llama neumogástrico y sale del bulbo raquídeo.
Acto reflejo y acto voluntario
Se denomina acto reflejo a toda impresión transformada en acción, sin la intervención de la voluntad ni de la conciencia. En él intervienen dos corrientes nerviosas: una sensitiva, que va del sentido que recibe la impresión al centro nervioso (médula espinal) y otra motora, que es respuesta a la primera, que va del centro nervioso a la glándula o músculo. Ejemplo: al recibir un pinchazo, la impresión dolorosa es recogida por los corpúsculos sensoriales de la piel y transmitida por los nervios táctiles al centro nervioso (médula espinal) en donde, sin darnos cuenta, se produce una corriente motora (respuesta) que va a los músculos de la piel y mueve la parte herida para apartarla del instrumento punzante. Todo esto se hace sin intervención de la voluntad. Los actos reflejos se producen con mucha frecuencia en nuestra vida diaria.
El acto voluntario es idéntico al anterior, pero añade unas corrientes intermedias, o sea que, cuando la corriente sensitiva llega a la médula, en vez de producirse la corriente motora, prosigue la sensitiva hasta llegar al cerebro; allí nos damos cuenta de la sensación dolorosa y su causa. Es entonces cuando la voluntad establece una corriente motora (movimiento voluntario) y el miembro herido se aparta de la causa de la sensación dolorosa, o queda en suspenso dicha corriente y se siguen sufriendo los efectos dolorosos: todo depende de nosotros, de nuestro libre querer.
Pero hay otra modalidad de acto voluntario cuando la corriente motora parte directamente del cerebro sin que haya llegado a él una corriente sensitiva, sino por una idea que allí mismo se ha formado y que induce a la voluntad a establecer la corriente motora necesaria para verificar el acto que se ha pensado.