En la segunda mitad del siglo XVIII, los monarcas Borbones que gobernaban el Imperio español (Felipe V, Fernando VI y Carlos III) introdujeron una serie de medidas económicas, políticas y administrativas, las llamadas reformas. , según los historiadores Enrique Florescano e Isabel Gil:
[…] trató de transformar la situación interna de la península y sus relaciones con las colonias. Ambos objetivos correspondían a una nueva concepción del Estado, cuya tarea principal se consideraba la recuperación de todos los atributos de poder encomendados a grupos y corporaciones y la asunción del gobierno político, administrativo y económico del Estado.
La nueva estrategia política seguida por los Borbones al implementar estas reformas políticas, económicas y administrativas, según los principios del absolutismo ilustrado, anteponía los intereses de la monarquía y el Estado a los intereses de la sociedad y del individuo; su objetivo era promover la agricultura, reestructurar la industria y el comercio, apoyar el desarrollo científico, promover el progreso tecnológico y promover las artes.
Para aplicar y extender este conjunto de reformas a las colonias americanas, se tuvo que desarrollar un nuevo gobierno. Con este fin, Francia ha adoptado un sistema de jueces previamente establecido.
Con las reformas borbónicas, Felipe V (1713-1746) y Felipe VI (1746-1759) crearon un nuevo concepto de Estado, la corona española restableció la dirección política, económica y administrativa del reino, y las colonias se consideraron no existente. .
Como parte de ella, pero como un espacio pensado para ser utilizado para sacarle el máximo partido.
Según la familia real española, una de las áreas que necesita atención urgente es la situación del campo, donde las reformas de reestructuración mencionan actividades económicas prioritarias como la minería, que son de interés del reino y no del virrey.
