Antonio de Mendoza fue el primer virrey de la Nueva España, asumiendo el cargo el 3 de junio de 1535. Durante su gobierno, tuvo la responsabilidad de administrar el territorio recién descubierto, así como de promover el orden y la estabilidad en el nuevo país.
Durante su mandato, Mendoza luchó por asegurar los derechos de los aborígenes, aseguró la seguridad de los colonos españoles y combatió la corrupción y la injusticia en las leyes. Estableció relaciones comerciales con las tribus locales, lo que permitió el intercambio de bienes y servicios. Además, estableció la primera biblioteca de la Nueva España y promovió la educación y los estudios.
Desde un punto de vista político, Mendoza intentó reconciliar a los españoles con los habitantes nativos, al tiempo que defendía los intereses del rey español. Estableció un sistema de gobierno que incluía alcaldes de barrio, gobernadores de provincias y cabildos locales. Estableció leyes y ordenanzas para asegurar el cumplimiento de la ley y el orden, y combatió la piratería y los actos de vandalismo.
En general, el gobierno de Antonio de Mendoza fue uno de los primeros intentos exitosos de gobernar la Nueva España. Estableció un sistema de gobierno que promovió la educación y el intercambio comercial, mientras que al mismo tiempo sostuvo la autoridad y el orden. Su gobierno estableció una base para el desarrollo de una colonia española exitosa en América.