Durante el periodo colonial de la Nueva España, el territorio fue dividido en cuatro reinos: el Reyno de Nueva España, el Reyno de Guatemala, el Reyno de las Californias y el Reyno de Yucatán. Estos reinos se dividían a su vez en gobernaciones y provincias.
Nueva España se dividía en la Gobernación de México, la Gobernación de Puebla, la Gobernación de Oaxaca, la Gobernación de Guatemala, la Gobernación de Nuevo México, la Gobernación de Filipinas y la Gobernación de Chiapas.
Las provincias de Nueva España incluían la Provincia de México, la Provincia de Puebla, la Provincia de Oaxaca, la Provincia de Guatemala, la Provincia de Nuevo México, la Provincia de Filipinas y la Provincia de Chiapas.
El Reyno de Guatemala se dividía en la Gobernación de Verapaz, la Gobernación de El Salvador, la Gobernación de Honduras y la Gobernación de Nicaragua. Las provincias de Guatemala incluían la Provincia de Verapaz, la Provincia de El Salvador, la Provincia de Honduras y la Provincia de Nicaragua.
El Reyno de las Californias se dividía en la Gobernación de Alta California y la Gobernación de Baja California. Las provincias de las Californias incluían la Provincia de Alta California y la Provincia de Baja California.
El Reyno de Yucatán se dividía en la Gobernación de Yucatán, la Gobernación de Quintana Roo y la Gobernación de Campeche. Las provincias de Yucatán incluían la Provincia de Yucatán, la Provincia de Quintana Roo y la Provincia de Campeche.
Los territorios de la Nueva España estaban sujetos a la autoridad del Virrey y eran gobernados por los intendentes, quiénes tenían el poder de nombrar y destituir a los gobernadores provinciales y municipales. Estos gobernadores tenían la responsabilidad de velar por el cumplimiento de las leyes y asegurar el orden en sus respectivas áreas.