La conquista de México por el Imperio Español comenzó en 1519 cuando Hernán Cortés desembarcó en la costa del Golfo de México. En los siguientes años, la conquista se extendió por toda la región, con los españoles ganando la mayoría de los conflictos militares en los que se enfrentaron con los pueblos indígenas. La conquista fue un proceso largo y difícil que implicó la destrucción de la cultura indígena, la imposición de una cultura y una religión extranjera, la redistribución de la tierra y la explotación de los recursos naturales.
Durante el periodo de la conquista, los españoles se expandieron por toda la región. Establecieron colonias en la costa del Golfo de México, luego se movieron hacia el interior del país, conquistando el Valle de México en 1521 y expandiéndose hacia el sur y el oeste. En 1524, el conquistador español Nuño de Guzmán estableció colonias en el norte y el oeste, lo que permitió el control de la región durante los siguientes años.
En 1519, los españoles crearon la Real Audiencia de México, una institución administrativa que gobernaba el territorio de Nueva España. Esta institución fue la encargada de organizar la administración de la colonia, así como de establecer leyes y ordenar el comercio entre la metrópoli y las colonias.
La Conquista fue un proceso largo y difícil, pero fue vital para la expansión del Imperio Español. Conquistar Nueva España permitió a los españoles establecer una presencia en América, así como recolectar recursos naturales y materiales valiosos. La Conquista también permitió a los españoles expandir su influencia y afianzar su dominio en la región.