El soporte de vida es un programa diseñado para tratar de manera segura a pacientes heridos, asegurando una atención eficiente desde la valoración inicial hasta la transferencia a un hospital adecuado.
Características:
Valoración Rápida y Precisa: Evaluar la condición del paciente de manera ágil para determinar las necesidades inmediatas.
Resucitación y Estabilización: Aplicar técnicas de resucitación y estabilización según las prioridades del paciente.
Evaluación de Capacidades: Determinar si las necesidades médicas del paciente superan las capacidades del personal o las instalaciones.
Organización del Traslado: Coordinar la transferencia del paciente al hospital, asegurando el mejor cuidado durante cada etapa del traslado.
Cumplimiento del Protocolo: Seguir el orden exacto establecido por el Comité de Trauma del Colegio Americano de Cirujanos.
Es el programa para tratar con seguridad al paciente herido.
Es primordial cumplir los postulados siguientes:
1. Valorar la condición del individuo en forma rápida y precisa.
2. Resucitar y estabilizar el enfermo, según las prioridades.
3. Determinar si las necesidades médicas del paciente exceden nuestra capacidad de prestarle servicio o si las instalaciones son insuficientes.
4. Organizar para que el herido pueda ser transferido al hospital.
5. Asegurar el mejor cuidado para cada etapa del traslado.
El tiempo es esencial para aplicar en forma correcta el soporte básico de la vida; siempre debe seguirse el orden exacto que ha sido estudiado, aprobado y mejorado por el Comité de Trauma del Colegio Americano de Cirujanos.
Puntos Importantes:
Preparación:
Fase Previa al Hospital: Incluye avisar al hospital, evaluar A, B, C (vía aérea, respiración, circulación), controlar hemorragias, inmovilizar al paciente y minimizar el tiempo de traslado.
Recabar Información Útil: Tiempo del accidente, eventos relacionados, historia del paciente y cómo se produjo la lesión.
La valoración inicial consta de siete pasos:
1. Preparación.
2. Selección (clasificación) del paciente basado en la necesidad de tratamiento y los recursos disponibles para llevarlo a cabo.
3. Evaluación primaria (aplicación del A, B, C).
4. Resucitación.
5. Evaluación secundaria.
6. Monitorización continuada después de la resucitación y reevaluación.
7. Tratamiento definitivo.
(Dirigido a estudiantes de segunda enseñanza, adaptación de información a personas no profesionales de la medicina).
PREPARACIÓN. Se divide en fase previa, en el hospital y fase, dentro del hospital. El estudiante solo puede actuar antes del arribo al nosocomio, el resto queda a cargo de los médicos.
FASE PREHOSPITALARIA.
1. Avisar al hospital más cercano, de preferencia a un centro de atención del trauma.
2. Evaluación A, B, C.
3. Control de hemorragia externa.
4. Inmovilización del enfermo.
5. Minimizar el tiempo de espera para el traslado al hospital.
Fase Hospitalaria:
Queda a cargo de profesionales de la medicina en un departamento de urgencias equipado con personal entrenado, laboratorio y radiología.
Recabar información útil, como tiempo en que ocurrió el accidente, eventos relacionados, historia del paciente y como se produjo la lesión.
FASE HOSPITALARIA.
Queda a cargo de los profesionales de la medicina. Se requiere de un departamento equipado de urgencias, con personal entrenado, laboratorio y radiología.
Valoración Inicial:
Preparación: Antes de llegar al hospital.
Selección del Paciente: Basada en la necesidad de tratamiento y recursos disponibles.
Evaluación Primaria: Aplicación del ABC (vía aérea, respiración, circulación).
Resucitación: Iniciar las medidas de resucitación necesarias.
Evaluación Secundaria: Revisar otras lesiones o condiciones.
Monitorización Continuada: Después de la resucitación y reevaluación constante.
Tratamiento Definitivo: Proporcionar el tratamiento necesario hasta la llegada al hospital.
El tiempo es crucial en la aplicación del soporte básico de vida, y es esencial seguir el protocolo establecido para garantizar la mejor atención posible al paciente herido.