La palabra antibiótico proviene del griego anti, opuesto, y biotikos, de la vida, y significa opuesto a la vida. Un antibiótico es una sustancia química que mata o impide el crecimiento de un microorganismo.
Ayuda a las defensas del cuerpo para erradicar el microbio patógeno.
Los antibióticos se dividen en bactericida y bacteriostático. Es bacteriostático cuando impide el crecimiento de la bacteria causante de la enfermedad y es bactericida el que las destruye.
Puede ser sintético o proceder de un germen.
Los antibióticos son compuestos químicos utilizados para combatir infecciones bacterianas al inhibir el crecimiento o destruir las bacterias. Se clasifican en diferentes generaciones según su estructura química, espectro de actividad, mecanismo de acción y resistencia bacteriana. Cada generación presenta características importantes que determinan su uso clínico y su eficacia en el tratamiento de diversas infecciones.
Algunas características importantes de los antibióticos y sus generaciones incluyen:
Espectro de actividad: Se refiere al rango de bacterias que un antibiótico puede tratar. Los antibióticos de amplio espectro son efectivos contra una amplia gama de bacterias, mientras que los de espectro reducido actúan solo contra un grupo específico de bacterias.
Mecanismo de acción: Describe cómo actúa el antibiótico para eliminar o inhibir el crecimiento bacteriano. Puede incluir la interferencia con la síntesis de la pared celular, la inhibición de la síntesis de proteínas, la interferencia con el metabolismo bacteriano, entre otros.
Resistencia bacteriana: Es la capacidad de las bacterias para resistir los efectos de un antibiótico. La resistencia puede desarrollarse debido al uso inapropiado o excesivo de antibióticos, lo que puede hacer que ciertas bacterias se vuelvan insensibles a ellos.
Ejemplos de antibióticos de diferentes generaciones incluyen:
Primera generación: Penicilina, Cefalosporinas (cefalexina).
Segunda generación: Ampicilina, Amoxicilina, Cefaclor.
Tercera generación: Ceftriaxona, Cefotaxima, Azitromicina.
Cuarta generación: Cefepima, Moxifloxacino.
Quinta generación: Ceftarolina, Ceftobiprol.
Es importante tener en cuenta que la elección del antibiótico depende del tipo de bacteria causante de la infección, la gravedad de la enfermedad y la presencia de resistencia bacteriana. El uso adecuado de los antibióticos, bajo la supervisión de un profesional de la salud, es crucial para combatir las infecciones bacterianas y prevenir el desarrollo de resistencia antimicrobiana.