Las micosis oportunistas son infecciones fúngicas que afectan principalmente a individuos con sistemas inmunitarios debilitados, como pacientes con VIH/SIDA, personas sometidas a tratamientos inmunosupresores, receptores de trasplantes y pacientes con enfermedades crónicas.
Estos hongos, comúnmente presentes en el entorno, pueden causar infecciones oportunas en individuos con defensas comprometidas
Son un grupo de afecciones que se presentan cuando existen situaciones de inmunodepresión o situaciones en que el organismo se defiende de manera inadecuada como ocurre en la diabetes, tuberculosis, sida o cáncer (leucemia, linfoma) o uso de inmunosupresores, corticoesteroides y otros fármacos utilizados en la quimioterapia antineoplásica.
Dos ejemplos de estas micosis son las causadas por la cándida y el Pneumocystis carinii
Características:
- Los hongos oportunistas son microorganismos que normalmente son inofensivos para personas con sistemas inmunitarios saludables, pero pueden causar infecciones graves en personas inmunocomprometidas.
- Estos hongos suelen estar presentes en el medio ambiente, como el suelo, el agua y el aire, y pueden entrar al cuerpo a través de la inhalación, ingestión o contacto con la piel.
- Las infecciones oportunistas pueden afectar varios órganos y sistemas del cuerpo, incluyendo los pulmones, el sistema nervioso central, la piel, los ojos y los órganos internos.
Causan Patologías: Las micosis oportunistas pueden provocar una variedad de patologías, algunas de las cuales incluyen:
- Neumonía por Pneumocystis jirovecii en pacientes con VIH/SIDA.
- Candidiasis sistémica en pacientes sometidos a tratamientos inmunosupresores.
- Criptococosis, que afecta principalmente el sistema nervioso central.
- Aspergilosis invasiva en pacientes neutropénicos.
- Histoplasmosis diseminada en pacientes con sistemas inmunitarios comprometidos.
Prevención en Ciencias de la Salud: La prevención de las micosis oportunistas es crucial en entornos de atención médica y en la comunidad en general. Algunas medidas de prevención incluyen:
- Mantener una buena higiene personal y ambiental.
- Evitar la exposición a áreas con alta concentración de hongos, como lugares con acumulación de humedad y polvo.
- Vigilar y controlar la propagación de infecciones fúngicas en entornos de atención médica, especialmente en unidades de cuidados intensivos y trasplantes.
- Administrar profilaxis antifúngica a pacientes de alto riesgo, como aquellos con VIH/SIDA o receptores de trasplantes.
- Educar a los pacientes y al personal de salud sobre la importancia de la higiene y la detección temprana de signos de infección.
